México: Los 50 puntos del Morena y el programa socialista

Son muchos los problemas que nos aquejan bajo el actual sistema capitalista los cuales exigen una solución, para ello además de la organización y la lucha de los explotados, requerimos dotarnos de un programa coherente capaz de brindar una salida realista a los problemas de las amplias masas. Los marxistas consideramos que solo acabando con el actual sistema y construyendo una sociedad socialista que rebase las fronteras nacionales, podremos realmente construir una sociedad armoniosa donde terminemos con la explotación, la pobreza y la opresión.

El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) está organizando a amplios sectores de los trabajadores a lo largo y ancho del país, cuenta con un programa de 50 puntos que plantea toda una serie de reformas positivas pero no el acabar con el actual sistema capitalista. El socialismo solo es posible realizarlo con la lucha y la acción consiente de las masas, las cuales solo pueden llegar a la conclusión de la transformación socialista a través de su experiencia misma y la confianza en sus propias fuerzas, por eso la lucha por las reformas se vuelve una acción necesaria. Si las organizaciones de masas de los trabajadores adoptan un programa correcto que vincule las demandas concretas con el programa socialista, el camino de transformar esta sociedad sería menos tormentoso.

Publicamos un documento donde se pueden ver y analizar los 50 puntos del Morena y exponemos el programa que defendemos los compañeros de La Izquierda Socialista. Invitamos a que se pueda leer y discutir en tu comité del Morena, Morenaje, en tu escuela o sindicato. Adquiere este documento con tu vendedor habitual de La Izquierda Socialista o bájalo en PDF (pdf50_puntos_de_Morena.pdf5.28 MB).

El programa de la juventud

Introducción

La situación actual en nuestro país está suponiendo uno de los retos más importantes que ha tenido nuestra juventud. Los gobiernos de derecha del PRI y PAN nos han hundido en una espiral descendente. Nos han quitado la posibilidad de una vida mejor que nuestros padres.

Para muchos jóvenes, todas las desavenencias que se viven ahora  los está marcando, una gran cantidad, se puede decir que la mayoría, son pasivos frente a una realidad que los azota y somete. Para ellos la crisis económica, el ambiente de guerra civil, el desempleo, la falta de educación, en general, la falta de una perspectiva clara de su futuro los convierte en simples sombras que se mueven y deslizan lo más rápido posible por esta vida, muchos no quieren ser vistos o escuchados, son como fantasmas huyendo de un fastidio, de su vida.

Esta forma de actuar por parte de la juventud no es culpa de ella, está dentro de una época historia muy concreta, de decadencia senil de un sistema de producción que lejos de ofrecer alternativas para su juventud, los condena a la miseria e ignorancia. Para bien de los grandes magnates, exprimen su creatividad y tiempo dentro de una fábrica, en lo obscuro de las calles del barrio popular, o los envuelve en un clima  de violencia sin fin, les conmina a no quejarse y ser dóciles ante el patrón.

Es la falta cultura, de perspectivas y de educación, las causas que están condenando a lo más vivo de la sociedad a una muerte prematura. Así, presa de sus dificultades, esta juventud opta por tratar de resolver sus problemas, grandes o pequeños, dentro de un ámbito muy limitado y de forma individual.

No se han dado cuenta que lo mismo que ellos sufren, lo sufren sus vecinos, no el de su calle, su escuela o centro de trabajo, sino todos los que viven bajo las mismas condiciones, los que tienen que emplearse por 10 o 12 horas al día para recibir una miseria de salario, los que se han quedado sin escuela y ahora no ven que hacer con su vida y las drogas le es un buen refugio, los que viven en comunidades rurales y no ven otra salida más que dejar su casa, familia y amigos para arriesgar la vida al cruzar la frontera.

Los problemas que sufre la juventud no es más que una gota de en el océano de sufrimiento de todos los trabajadores, y estos problemas no son individuales sino sociales y sus raíces se hunden en una descomunal desigualdad que reina en esta sociedad, donde unos cuantos magnates pueden bañarse en dinero y darse una vida grotescamente ostentosa mientras la mayoría lucha por sobrevivir.

Es la juventud, especialmente la juventud trabajadora e hijos de trabajadores, la que ha sufrido más que ningún otro sector ésta verdadera debacle económica,  política y social. El capitalismo arrastra a la humanidad a un callejón sin salida en donde el problema para la gran mayoría no es cómo vivir, sino cómo sobrevivir. Ante esta crítica situación, las alternativas dentro del sistema se vuelven cada vez más estrechas, por eso los trabajadores y especialmente la juventud, no paran de luchar, de exigir un futuro digno, de defender todo aquello que se cree fundamental para vivir y que hoy se tiene que mendigar.

A pesar de que los medios de comunicación no paran en insistir que debemos conformarnos con el sistema que tenemos, miles y miles de jóvenes en todo el mundo, salen a la lucha contra las condiciones de vida, trabajo o estudio a que el sistema los condena.

Los ejemplos más recientes los podemos ven en los países Árabes donde la juventud se ha puesto a la cabeza de la lucha contra las dictaduras brutales y han dado hasta su vida por transformar su realidad. Otro buen ejemplo es el de los indignados, en todo el mundo hemos visto como este movimiento se ha desarrollado de forma arrasadora y su principal impulso es la juventud.

Las históricas luchas del 68, que cimbraron una gran cantidad de países en todos los continentes, las heroicas batallas de los estudiantes en el periodo 86-87, las ejemplares luchas de los jóvenes venezolanos, colombianos, argentinos, bolivianos en el último periodo en contra de las políticas del capitalismo son una evidente muestra de que ésta capacidad de lucha sigue intacta a pesar de toda la basura ideológica que no deja de pulular en el ambiente.

En este aspecto, México no ha sido la excepción.En 1988 vimos la campaña electoral con el Frente Democrático Nacional y la posterior lucha contra el fraude que se extendió hasta 1989, con una firme disposición de las masas luchar y morir por una sociedad mejor.El levantamiento zapatista fue apoyado de forma entusiasta por millones de jóvenes que veían por fin a alguien que se atrevía a alzar la voz y a enfrentarse contra un gobierno salinista que entraba presuntuoso a su último año de gobierno. Movilizaciones de cientos de miles –donde la juventud era la principal protagonista–, fueron la característica fundamental en todo 1994 y 1995.

La gloriosa huelga de la UNAM que duró aproximadamente 10 meses que defendieron estudiantes y trabajadores, la lucha por un congreso democrático en la universidad, los intentos de movilización para detener el plan de reformas en la UAM, la lucha de los estudiantes politécnicos en contra el cambio de la Ley Orgánica, era solo una de las primeras muestras de una lucha cada vez más amplia de los estudiantes ante el ascenso de ataques por parte del gobierno, no solo en el terreno de la educación, sino en todos los flancos de la vida de los trabajadores.

La lucha que canalizó el descontento acumulado de los últimos años fue la del 2006, por un lado con movilizaciones contra el fraude electoral donde en un solo día nos movilizamos 3 millones de trabajadores y por otro lado con la formación de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, que disputaba el poder en la capital de ese estado del sureste.

Es indudable que vivimos un periodo contradictorio, si bien por un lado los jóvenes y los trabajadores se lanzan a la lucha, no se ha logrado articular por parte de las direcciones respectivas, una orientación a las luchas que permitan la derrota definitiva del régimen capitalista y en no pocos casos hemos sido testigos de derrotas que no debieron ocurrir de haber existido una alternativa correcta. Por ello es necesario que los jóvenes y los trabajadores en general, nos dotemos de bases políticas suficientemente fuertes para hacer frente a las luchas que indudablemente se profundizarán aún más.

La juventud no es homogénea, no constituye una clase en particular: también existen jóvenes hijos de la mediana y gran burguesía que no tienen las preocupaciones de los más de 75 millones de mexicanos que viven en la pobreza. Este tipo de jóvenes se prepara para sustituir a sus padres en los puestos de mando del Estado o pasarán a sus manos esas grandes empresas que hoy son de papá, estamos hablando de un 0.7% del total de la juventud, estos no conocen lo que es trabajar para sobrevivir, sólo piensan con miedo en la posibilidad de que algún día su futuro cambie y terminen sus privilegios. De ellos no podemos esperar más que llamados al orden, a preservar la paz social y la propiedad que pronto heredarán. Sin embargo, la inmensa mayoría de los jóvenes que integran casi el 70% de la población mexicana, ven reducidas sus oportunidades de progreso día con día. Actualmente estudiar se ha convertido en un privilegio de aquellos que tienen la capacidad económica de pagar hasta $5000 pesos por semestre en las escuelas privadas, o para quienes por cuestiones casi de azar o de recomendación consiguen un lugar en las escuelas públicas, que son cada día menos en cantidad y más abandonadas por el gobierno.

La lucha de la juventud cada día se orienta más no sólo  por mayor democracia, sino también por transformar sus condiciones actuales de vida. La lucha de la juventud que estudia, trabaja o está desempleada es la misma que se desarrolla a diario contra la explotación otros sectores oprimidos. Nuestra lucha es parte de la del movimiento obrero, campesino, urbano popular, indígena, etc.; los estudiantes de hoy también son los trabajadores o los desempleados del mañana por eso las reivindicaciones y movimientos deben ir unidos a la lucha de los trabajadores.

Siendo un sector social importante y el más numeroso, los jóvenes debemos plantear e integrarnos a una alternativa concreta. El presente documento tiene por objetivo dar esas alternativas concretas a los problemas de los distintos grupos de jóvenes, bajo la idea de que la mejor forma de poder lograr la unidad en la lucha es organizándonos en torno a un programa para defender nuestros derechos.

Los jóvenes marxistas no pretendemos exponer el actual documento como un programa acabado o un oráculo infalible, sino como la base para abrir un debate entre los jóvenes en torno a como luchar por un futuro mejor, entendiendo que para lograr ese futuro debemos de empezar a luchar dentro de los marcos del actual sistema, pero en la medida que éste es incapaz de satisfacer realmente nuestras necesidades, nuestra tarea es transformarlo de fondo.

Así pues, presentamos el documento como una base para el debate democrático, que nos posibilite armarnos para elaborar un programa de lucha con el que la mayoría de los jóvenes pueda identificarse, sentirlo suyo en la medida que corresponda a sus problemas concretos, sólo así podremos dotarnos de una alternativa capaz de organizar al máximo nuestras fuerzas para conquistar un futuro digno de ser vivido, una vida digna de llamarse así.

Juventud y empleo

En nuestro país, el 75% de la población es menor de 35 años. Siendo la juventud el sector más creativo de la sociedad, la mayor prueba de la bancarrota completa del sistema capitalista es su incapacidad para permitir el libre desarrollo de la capacidad de trabajo y creatividad de esta. En el ámbito mundial las cifras son claras, en la actualidad existen 70 millones de jóvenes entre los 15 y 24 años de edad desempleados en todo el mundo, sin tomar en cuenta a los que se incluyen en el subempleo. En México no estamos en la gloria, según un estudio de la CONAPO los jóvenes entre los 15 y 24 años de edad representan el 54% de la Población Económicamente Activa (PEA), el desempleo en este sector es del 5.1%, que es la mas alta frente a la media nacional que es de 2.3%, el desempleo en este sector pasó de diciembre del 2000 a febrero de 2001 de 4.7 al 5.1%. Es importante mencionar que el 52.2% del total de estos jóvenes son obreros u empleados, el 16.6% son jornaleros o peones, 13.4% laboran sin pago, 2.3% trabajan a destajo, 11.2% laboran por su cuenta, y solo el 0.7% es patrón o empresario.

El desempleo es una enfermedad crónica bajo el capitalismo, y mientras más desempleo haya esto lejos de perjudicar al capitalista se ve beneficiado por los sueldos tan bajos que paga a sus trabajadores. ¿Qué podemos esperar de este sistema cuando es incapaz de ofrecer empleos suficientes y dignos para la juventud? Cada despido de un trabajador o cierres de fábrica son puestos de trabajo que nos roban a los trabajadores y jóvenes. El puesto de trabajo no es un patrimonio individual sino social, mantenido por generaciones de trabajadores y no podemos permitir que se destruya porque se está destruyendo nuestro propio futuro. Tal situación afecta al conjunto de la clase obrera, por eso debemos luchar todos por nuestras reivindicaciones de clase como actuales o futuros jóvenes trabajadores. La defensa del empleo es una de las reivindicaciones más importantes, por eso los jóvenes marxistas exigimos que cada puesto de trabajo vacante por jubilación u otra razón sea cubierto con un joven desempleado y mientras no se generen nuevos empleos, para mitigar los efectos del desempleo juvenil, se reparta el empleo entre todas las manos existentes con una reducción de la jornada laboral semanal –sin reducción salarial- a 35 horas, y cumplir con la jubilación a los 60 años de edad o a los 30 años de trabajo, así como un bono de desempleo para aquel joven trabajador que no logre encontrar un empleo pueda subsistir dignamente.

La lucha contra los topes saláriales y por la defensa y creación de empleo es una lucha por nuestra sobrevivencia y nuestro futuro, cada despedido de hoy es un puesto de trabajo menos mañana. Debemos luchar contra el trabajo eventual, exigiendo la obtención de la base a los 15 días de trabajo. De igual forma tenemos que luchar contra la discriminación salarial. No es posible permitir que por tener 16 años se cobre menos, a veces la mitad, que un trabajador adulto. ¡A igual trabajo, igual salario!. También tenemos que luchar contra la utilización de los jóvenes como mano de obra barata y quitando empleos a través del Servicio Social.

Mientras una pequeña minoría monopolice la propiedad de los medios de producción, apropiándose de toda la riqueza creada por la clase trabajadora, no puede haber solución para los problemas de la juventud trabajadora.

Los jóvenes marxistas luchamos por:

  • Ninguna discriminación salarial por razón de edad o sexo.
  • Por un salario mínimo de $12 000 al mes.
  • Jornada laboral de 35 horas sin reducción salarial.
  • Derechos sindicales y laborales para los trabajadores eventuales.
  • Obtención de la base de trabajo a los 15 días de trabajo.
  • Contra la corrupción, amiguísimo y persecución sindical. Control por parte de los comités sindicales, sometido a la ratificación de la asamblea, de las altas y bajas del personal.
  • No a la afiliación sindical obligatoria. Por la libre participación y discusión de ideas en la vida sindical.
  • Jubilación con el 100 % de salario real y cubrir ese puesto con un joven, cobrando cuando menos el salario mínimo profesional con escala móvil de salarios. Jubilación a los 30 años de trabajo sin límite de edad.
  • No a las horas extras. No a la rotación de turnos.
  • Por 30 días de vacaciones pagadas y dos aguinaldos al año equivalentes cada uno a 40 días de salario. -100 % de salario real en caso de enfermedad, accidente o vacaciones.
  • Existencia de comités de seguridad e higiene bajo control obrero en todos los centros de trabajo.
  • Reparto del trabajo entre todas las manos existentes, manteniendo el 100 % de salario real de la jornada si se diera una reducción de la misma.
  • Ni un despido más, por un puesto de trabajo para todos los jóvenes.
  • Plan de obras públicas para la creación de empleo.
  • Seguridad social y transporte gratuito para los trabajadores desempleados.
  • Un puesto de trabajo o un subsidio de desempleo indefinido.
  • Expropiación de los monopolios, transnacionales y bancos sin indemnización y bajo control obrero.

Mujer trabajadora

Las jóvenes sufrimos bajo esta sociedad hipócrita una doble e incluso una triple opresión, como mujeres, como trabajadoras y como jóvenes. Somos objeto de una discriminación y una moral absurda, que les reditúa una mayor ganancia a la burguesía por los bajos salarios que percibimos y por todos los quehaceres que realizamos, ahorrándole el gasto a la burguesía, por ejemplo las lavanderías públicas, etc. Los marxistas nunca tratamos la problemática de la mujer trabajadora sólo como una cuestión de género. Ésta problemática tiene sus raíces en las relaciones de producción y en el sistema de explotación que significa el capitalismo.

La mano de obra femenina ha sido siempre considerada por los empresarios como de “reserva” o mano de obra barata de la Población Económicamente Activa (PEA) La mujer juega uno de los papeles principales en el empleo informal. En los últimos 5 años su participación en los rubros como el comercio ambulante y servicio doméstico paso del 31.5% al 44%. En el sector industrial básicamente en maquiladoras, donde la mano de obra femenina es el 80%, se le contrata como mano de obra barata en los trabajos más monótonos y peor remunerados.

Son muchos los empresarios que a la hora de los despidos empiezan por las mujeres y más aun si están casadas y tienen hijos. Los salarios ridículos actuales no alcanzan para el gasto familiar, por lo que la mujer se ve en la necesidad de salir a trabajar. Algunas al no encontrar oportunidad de empleo, tienen que continuar con los quehaceres de la casa o en la economía subterránea sin seguro social, presta¬ciones y aguinaldo. Las que trabajan presentan un alto grado de ausentismo por el cuidado de los hijos, y aunque esto representa una pérdida para los patrones, éstos no quieren poner un sólo peso para la creación de guarderías que es un derecho de las trabajadoras.

Debemos luchar contra cualquier discriminación laboral, por igualdad de promoción, capacitación y prestaciones sociales para las obreras. Equiparación de estas condiciones a las trabajadoras domésticas, ya que son ellas las que en muchas ocasiones no sólo soportan la discriminación salarial más descarada, sino que a menudo reciben un trato vejatorio, discriminatorio e incluso de hostigamiento y ataque sexual. La mayoría de las trabajadoras domésticas oscilan entre los 14 y 20 años y con el pretexto de recibir comida y techo no les pagan ni el salario mínimo, además que a muchas de ellas ni siquiera les pagan. Los sindicatos y las organizaciones sociales deben asumir la lucha contra el maltrato, la persecución y el hostigamiento sexual.

Las mujeres al llegar agotadas del trabajo nos enfrentamos a la faena doméstica y aún cuando los quehaceres se distribuyen en la familia, esto no es suficiente. Para luchar contra la doble opresión de la mujer al realizar los quehaceres domésticos, debemos exigir que el gobierno instale comedores públicos, guarderías y otros servicios a precios baratos a cargo de las Delegaciones políticas en el DF y los ayuntamientos en el resto del país.

Para conseguir estas reivindicaciones es necesario que las mujeres sean las primeras en las organizaciones del movimiento obrero y juvenil para que asuman la lucha por estas reivindicaciones. Las mujeres siempre han jugado un papel decisivo en las luchas de la clase obrera por su emancipación.

Únete a nosotros para luchar por:

  • A igual trabajo, igual salario.
  • Guardería, jardín de niños y escuelas primarias gratuitos en cada colonia, barrio y localidad, bien dotadas y subsidiadas por el gobierno bajo control de profesores, padres y organizaciones sindicales.
  • Derecho a guardería gratuita para cualquiera de los padres, decidido por ellos.
  • Licencia de un año por maternidad para cualquiera de los padres, decidido por ellos, recibiendo el 100 % de salario real.
  • Legalización total del derecho al aborto, gratuito y a cargo del Seguro Social en todo el país.
  • Creación de centros de planificación familiar y atención sexual a la juventud, en todas las colonias y zonas del país.
  • Abolición de todas las leyes laborales o penales discriminatorias para la mujer, como el pedir prueba de embarazo para obtener empleo.
  • Lavanderías, comedores públicos y otros servicios básicos baratos a cargo de las delegaciones políticas en el D.F. y los ayuntamientos en el resto del país.
  • Comités de fábrica y secciones sindicales que asuman la lucha contra la persecución sexual.
  • Por un divorcio gratuito y sin trabas burocráticas.

El Campo

Los jóvenes jornaleros y campesinos pobres sufren unas condiciones de vida en las zonas rurales peores que en las ciudades. Viven en muchos casos sin agua, luz y otros servicios básicos, en viviendas inadecuadas e insalubres; además cada día se ven obligados a trabajar, muchas veces, hasta ponerse el sol por salarios de hambre.

La llamada Reforma Agraria, a raíz de la revolución de 1910, no ha soluciona¬do el problema de la tierra. Continúa la tendencia a la concentración de la tierra y la existencia de grandes terratenientes. Hay un desigual reparto de la tierra. Al lado de grandes latifundios desaprovechados existen una gran masa de jornaleros sin tierra y  en minifundio, ejidales y comunales que en la mayoría de las ocasiones no dan para vivir. Pero ¿de qué sirve si se tiene una extensión pequeña sin créditos estatales baratos, sin opción a adquirir maquinaria moderna, sin el auxilio de ingenieros agrónomos y con fertilizantes caros?.

Esta es la política que ha seguido la burguesía, el PRI y ahora el PAN durante décadas y ha conducido a la miseria de los jornaleros agrícolas y campesinos pobres. Así que no es de extrañar que sean poco productivo el campo mientras se fomentan las importaciones masivas desde los EE UU y otros países. Las contrarreformas al Artículo 27 son un paso más en la concentración de la tierra en un puñado de terratenientes. Así, la burguesía con sus políticas obliga a cientos de miles de jóvenes jornaleros y campesinos a emigrar hacia las ciudades o a los EE.UU. En algunos casos este proceso se presenta de forma extrema, este es el caso del Estado de Morelos, donde por cada 100 mujeres hay 64 hombres de 20 a 24 años de edad. Todo esto en busca de unos salarios más dignos, que en algunos casos alcanzan a ser 12 veces superiores a los de aquí.

El campo está abandonado, mientras que por otra parte se importan productos agrícolas de Estados Unidos. Esto ha crecido en los años de vigencia del TLC, las compras de granos a crecido a un mas del cien por cien, la pasar de 800 millones de dólares a 4 mil millones de dólares, además los granos de producción mexicana son pagados a tan bajos precios que las pérdidas son millonarias, esto provoca que millones de campesinos prefieran integrarse a la economía subterránea en las grandes ciudades o emigrar a Estados Unidos como ilegales, porque así ganan más de los que les representa producir maíz o fríjol en las condiciones actuales en México.

El campo mexicano está condenando a la destrucción bajo el capitalismo. Está demostrado que la agricultura familiar es eficiente para la conservación del entorno ecológico. Un proyecto alternativo para el campo debería contemplar por lo tanto, la granja colectiva a gran escala y la producción familiar individual.

No nos oponemos a la introducción de más maquinaria para las labores del campo. Lo que es inadmisible es que esto signifique mayor desempleo. La única salida es repartir el trabajo entre todas las manos existentes, sin reducción salarial. Ello asegurara que en todas las cosechas en que se introduce maquinaria participen el mismo número de jornaleros que en la cosecha anterior, disminuyendo cada vez más la jornada laboral.

La lucha conjunta es el único camino. El futuro que ofrece el capitalismo a los pueblos campesinos es bastante claro: más explotación, hambre y miseria; más enfermedades, exterminio físico y cultural y discriminación en todos los terrenos. Los campesinos exigen reformas que tomen en cuenta la diversidad ecológica y cultural de México, así como políticas que estén totalmente en sentido opuesto al control de los monopolios transnacionales. Los campesinos mexicanos cuentan con una amplia tradición de lucha y resistencia a los planes que han pretendido aniquilarlos.

Por eso los jóvenes marxistas luchamos por:

  • Una nueva Ley Agraria que rompa con los propósitos privatizadores del capitalismo internacional.
  • Un programa de créditos baratos para el campo, gestionados y controlados en comités paritarios por un tercio de trabajadores del campo, un tercio de organizaciones sindicales y un tercio de representación de la administración.
  • Desarrollo integral para el campo contando cada núcleo rural con todos los servicios educativos, comerciales, sanitarios y otros indispensables para evitar la emigración de las zonas rurales.
  • Jornada laboral de 30 horas.
  • Comités de control de precios de garantía formados a partes iguales por campesinos, organizaciones sindicales y la SARH (Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicas.
  • Sanidad al campo. Un centro de salud y un centro de planificación familiar y atención sexual a la juventud por cada pueblo con más de 300 habitantes.
  • Plan agrario de empleo para dar trabajo a todo jornalero mayor de 16 años, controlado por una comisión igualitaria formada por un tercio de los sindicatos, un tercio de trabajadores del campo y un tercio de la administración, debiéndose ratificar su ejecución y cumplimiento en asambleas de campesinos en todo el país.
  • Puesta en práctica de un plan de obras públicas agrario con fondos suficientes para crear puestos de trabajo.
  • Plan de capacitación agrícola que tenga por objetivo el derecho de todo trabajador agrícola a recibir la preparación adecuada.
  • Confiscación de los latifundios y fincas no cultivadas o infrautilizadas.
  • No a la privatización de los ejidos.
  • No al desempleo fruto de la introducción de las maquinarias. Reparto del trabajo existente entre todos los jornaleros por medio de la reducción de jornada sin reducción salarial.
  • Ninguna discriminación salarial ni laboral para la mujer campesina.
  • Expropiación de los latifundios bajo control obrero y sin indemnización, unidos a la obtención de créditos baratos por medio de la expropiación de la banca sin indemnización y bajo control obrero.

Por una educación pública, gratuita, científica y democrática

En la sociedad en que vivimos, una minoría de privilegiados es la que controla los medios de producción, la cultura, el arte, la ciencia y también la educación. Ésta refleja cada vez más la división que existe en la sociedad, pues mientras para una minoría hay una educación de élite, la inmensa mayoría, los hijos de los trabajadores, tenemos que soportar una educación pública llena de problemas como lo es la saturación de alumnos en una sola aula, el alto nivel de deserción y reprobación, la carencia de infraestructura, la reducción de presupuesto, constante aumento de cuotas, o de plano el quedarnos sin un lugar para estudiar y ser rechazado.

Para nosotros la política educativa es sólo un eslabón de la política económica del gobierno, de modo tal que el planteamiento neoliberal de los últimos años ha significado una reorientación de la educación por parte del Estado para adecuarlo a sus necesidades. Dejando atrás su populismo, ha pasado a ataques directos contra la educación pública, pues para la burguesía es fundamental que la escuela proporcione al sistema productivo la fuerza de trabajo adiestrada que se necesite y que transmita la ideología y valores sociales dominantes. Esto es de esperarse, pues la orientación y el beneficio de la educación no pueden ser los mismos por un lado, para los 30 multimillonarios y las 300 familias que controlan el país, y por el otro, para los jóvenes, los trabajadores, campesinos y sectores explotados, pues tenemos intereses de clase distintos.

En los últimos años ha habido un incremento salvaje de las cuotas en la educación superiorpública. Ahora es común encontrar cuotas por inscripción de $500 anuales hasta algunos miles de pesoscuando la cuota era simbólica (en el IPN se pagaban 5 pesos hasta 1990) A esto se suma el deterioro de salarios de los profesores, pese a las declaraciones oficiales, y la reducción de turnos, por ejemplo en las secundarias.

Además de la selectividad abierta, como los exámenes de admisión o el requisito de “promedio mínimo de 7”, se da una selección encubierta como la falta de calidad en la educación que prepara a miles de jóvenes para un desempleo seguro. El aumento de los servicios también margina a muchos jóvenes, pues tienen que pagar por uso de laboratorios, credenciales, idiomas, etc.

Pero eso no es todo, ni la educación privada está exenta de los problemas generales. A excepción de unas cuantas universidades de élite, la gran mayoría de escuelas privadas son instituciones de muy mala calidad con programas de estudios inútiles, malas instalaciones y con un profesorado en condiciones absolutamente precarias.

Otros problemas que tenemos que soportar son reglamentos escolares cada vez más estrictos y la represión constante contra los derechos democráticos de los estudiantes o la vigilancia constante al estudiantado con los circuitos cerrados que están instalados un las zonas de mas concurrencia estudiantil, que son también parte de la “Modernización Educativa”.

Todo ello en conjunto ha hecho que el fracaso escolar en general sea de alrededor del 60%.

La anti-democracia y el autoritarismo caracterizan toda la vida dentro de las escuelas públicas. Los estudiantes no podemos participar en la toma de decisiones ni elegir a las autoridades. Los Consejos Técnicos escolares tienen muchas limitantes pues no pueden decidir sobre problemas fundamentales dentro de las escuelas. A esto le tenemos que sumar la falta de representatividad de estos órganos por parte de los estudiantes. La autonomía universitaria es sólo un membrete pues los planes y programas de estudio junto con los presupuestos son planeados fuera de las instancias formales de gobierno.

La reducción de la matrícula estudiantil y de la planta docente son objetivos fundamentales de la actual política modernizadora. De 100 estudiantes inscritos en primaria en 1981, sólo 6 llegaron al nivel superior y sólo tres de ellos se lograron graduar en el 1998. Hoy sólo 1 de cada 8 jóvenes cursa la licenciatura.

En el IPN se habló el año pasado de aceptar a 25 mil estudiantes en las vocacionales, y a 19 mil en escuelas superiores existiendo cupo para al menos 4 mil más, según las propias cifras de las autoridades.

El promedio nacional de escolaridad primaria es de 7.6 grados, en las comunidades indígenas el analfabetismo alcanza el 90% y más de 9 millones de niños entre 6 y 12 años se encuentran al margen del sistema educativo.

Actualmente la Iglesia reclama con mayor fuerza espacios en el terreno educativo, especialmente con las últimas reformas que se han planteado los senadores las cuales quieren regresar a los curas a las escuelas. Nosotros debemos luchar por una educación objetiva, laica y científica, alejada completamente de la religión, pues ésta debe enseñarse en la Iglesia o en los seminarios. Esto  también es aplicable a la educación privada la cual debería de pasar a formar parte a la educación pública. Los empresarios y la Iglesia no tienen nada que hacer en la educación pues sus intereses son por un lado el obtener dinero y por el otro adoctrinar con teorías medievales a los hijos de los trabajadores..

En los últimos años hemos visto lucha tras lucha de los profesores por un aumento salarial, de los estudiantes por mejores condiciones de estudio, contra las modificaciones a los planes de estudio, reglamentos internos y contra las cuotas. Sin embargo aun no se ha podido romper el problema de la dispersión y aislamiento entre las luchas. La falta de una unidad en la acción les ha favorecido a las autoridades.

Los últimos movimientos estudiantiles en la UNAM (contra los porros y modificaciones a planes de estudio), el IPN (movimiento de rechazados y contra el nuevo modelo educativo) la UAM (contra la contrarreforma a planes de estudio e incrementos de costos escolares) en las normales rurales que están luchando encarnizadamente por que no las desaparezcan, son solo una muestra de lo que seguirá. La potencialidad revolucionaria del movimiento estudiantil se muestra en cada una de las luchas. Se vienen nuevos ataques a la educación pública y los estudiantes debemos estar preparados para responder. Por eso para los marxistas es una prioridad la construcción de una organización estudiantil nacional, permanente, democrática y combativa. Por ello promovemos el fortalecimiento del CLEP-CEDEP como la base sobre de la cual se debe construir un Sindicato de Estudiantes de dimensión nacional.

A la par de la organización es necesario tener un programa combativo que enfrente los problemas en conjunto y que dé claridad acerca de la orientación del movimiento estudiantil.

Los marxistas luchamos por:

  • Una educación pública gratuita, científica y democrática.
  • Una educación racional, objetiva y laica. Separación total de la educación y la Iglesia.
  • Que un porcentaje del dinero que se destina al pago de la deuda externa sea invertido en educación. Gasto mínimo del 10% del PIB en educación.
  • Un aumento del presupuesto a la investigación hasta un 3% del PIB.
  • Una educación pública obligatoria, desde 0 hasta los 25 años.
  • La creación de un sistema de escuelas infantiles públicas para proporcionar educación gratuita a todos los niños de 0 a 3 años.
  • Un plan de creación de 1 millón de plazas en la educación para los adultos. Por combatir y erradicar el analfabetismo.
  • No a la saturación de las aulas. Por un plan de creación de 6 millones de plazas nuevas.
  • Reducción del número de alumnos por aula hasta un máximo de 25.
  • Sistema de becas para los estudiantes hijos de trabajadores, con un monto igual al salario mínimo y otorgamiento sin discriminación por razón de edad, sexo, raza, etc.
  • Gratuidad del transporte, material escolar y comedores para los hijos de los trabajadores.
  • La creación de casas-residencia para estudiantes fuera de su lugar de origen, a cargo del presupuesto federal, dignas y con todas las condiciones y medios.
  • Apoyo especial (promoción, oportunidad de ingreso, becas, residencia, etc.) a los jóvenes indígenas para realizar estudios en los centros universitarios en todas las áreas (cultura, arte y ciencias.
  • El equipamiento del 100% de los centros de estudio con aulas, talleres, laboratorios, bibliotecas, salas de cómputo, auditorio, gimnasio, etc.
  • Un fondo especial para la enseñanza técnica. Por un plan de inversiones cada seis años para la renovación y ampliación de la infraestructura.
  • Un Servicio Social donde no se nos utilice como mano de obra barata. Por la existencia de prácticas en empresas, controladas por estudiantes, profesores libres de horario de clase, comités de empresa y sindicatos obreros, pagándose el 100% del salario mínimo diario.
  • El pase automático a la universidad y a toda enseñanza Superior. Rechazo a los exámenes de selección y departamentales. Contra la privatización de la educación. Contra la reducción de la matrícula. Abolición de las cuotas y pagos de servicios.
  • La democratización de la enseñanza. Representación paritaria de los alumnos en todos los órganos de gobierno y Consejos (Generales, Técnicos, Académicos, etc.)
  • La creación de Consejos Escolares en el ámbito local, estatal y nacional con representación paritaria y elección democrática de los representantes.
  • Los plenos derechos democráticos de los estudiantes. Derecho a huelga, asamblea y reunión en horas de clase y a la constitución de instancias de delegados por carreras, departamentos ó consejos de representantes en las Escuelas donde no los exista.
  • Proporcionar a la organización estudiantil locales bien dotados para realizar sus actividades.
  • La creación de una Carta de Derechos y Deberes estudiantiles, general para todos los niveles educativos y de aplicación en todos los centros del país.
  • Erradicación de todo tipo de cuerpos represivos y de control.
  • Contra todo tipo de discriminación por razones económicas, raza, religión, sexo o nacionalidad.
  • El derecho de todo estudiante a recibir educación en la lengua de su comunidad.
  • Por un puesto de trabajo digno al acabar los estudios o un subsidio de desempleo, a cargo del gobierno, mientras se consigue ocupación.
  • Nacionalización de la Banca, la Tierra y las grandes compañías constructoras, sin indemnización y puestas bajo control de los obreros, como única posibilidad de llevar a cabo una campaña urgente de creación de nuevos puestos escolares, escuelas infantiles, de educación básica, media superior y superior para satisfacer las necesidades reales.

Cultura y recreación

Nosotros consideramos que es parte del desarrollo humano, no sólo desde el punto de vista del joven, sino en cualquier etapa de la existencia, el derecho a una recreación constructiva, a desarrollarnos en las ramas de la cultura donde mejor consideremos. Lamentablemente se nos imponer un esquema de cultura y recreación que sólo sirve para preservar los valores, las aptitudes y actitudes que son útiles para preservar este sistema. Para mantener a la juventud aletargada, crean una serie de valores ajenos totalmente a nuestro desarrollo natural, crean salidas falsas para que no protestemos o luchemos contra la miseria y explotación.

El sistema capitalista se muestra incom¬petente para proporcionar a todos los jóvenes las mismas oportunidades para acceder a la cultura y a la diversión. No contentos con explotarnos como mano de obra barata, se nos explota como consumidores cuando buscamos el esparcimiento. Las cadenas de restaurantes, cines, discotecas, auditorios, estadios son todo un gran negocio al que cada vez más nos es imposible asistir. Se ebria de retomar, en lo relacionado a la política cultural, el trabajo que se realizo en os primeros años de gobierno de Andrés Manuel López Obrados en la Ciudad de México.

Esta se basaba en un llevar conciertos a las calles de los barrios, en cine ambulante fue una alternativa para los costos excesivos, los conciertos masivos gratuitos en la plancha del zócalo, etc. Esto último se contrapone directamente con el interés privado de las empresas de conciertos masivos en espacios privados, como lo es el Foro Sol o el Auditorio Nacional, donde los precios para un concierto son de más de 10 salarios mínimos diarios

Pero no sólo es eso, se nos ofrece a los jóvenes una visión comercializada, degenera¬da, pobre de lo que debería ser la diversión. Con centros culturales y de diversión lejos geográficamente de las colonias populares y lejos en el plano económico, se condena a millones de jóvenes a la marginación. Si a esto aunamos el constante desempleo, hallaremos una explicación al vandalismo, la drogadicción y la enajenación característica de los barrios en la periferia de las ciudades.  Se reduce las posibilidades de la juventud a sentarse en la esquina del barrio a ver pasar a la gente y tomar bebidas embriagantes o consumir drogas.

Ante el problema de la falta de lugares de esparcimiento y las pésimas condiciones de vida el gobierno responde con un aumento de la represión. Se arresta a los jóvenes por juntarse en las esquinas, por hacer conciertos en las calles, por vestir diferente, etc. En vez de destinarse dinero para crear vivien-da, empleo, salones de baile, centros culturales, deportivos, auditorios y cines, se aumenta el número de policías y de sanciones; esto genera un rechazo natural a la “autoridad”. Debido a esto, la burguesía se queja hipócritamente de los “jóvenes inadaptados” y su destino fracasado. Falso, los jóvenes no somos felices viviendo en la marginación y sin posibilidad de desarrollar nuestras inquietudes artísticas, científicas, deportivas, etc.

Debemos luchar por un cambio radical en la concepción y difusión del deporte, en transformarlo de la idea de negocio enajenante, en parte integral de la cultura, educación y de la salud de los niños y jóvenes principalmente. Actualmente vemos como hay una carencia total de infraestructura, los jóvenes suelen practicar el deporte en pésimas condiciones y gran parte de los recursos se destinan para fomentar no el deporte sino la violencia, por ejemplo, con el vandalismo de los “porros” en los “clásicos” de fútbol (soccer o americano)

Es necesario aplicar una política que en primer lugar proporcione una vida digna a toda la sociedad, que transforme las colonias de su condición actual en zonas dignas para vivir y que procure un desarrollo integral de los jóvenes. Rechazamos el que la cultura siga siendo el privilegio de una elite y una minoría de intelectuales, donde la mayoría sólo seamos meros espectadores.

Reivindicamos:

  • La construcción de centros de recreación cultural y recreativa en cada colonia para los jóvenes, gratuitos y dotados con salas culturales, talleres de artes, bibliotecas, clubes juveniles, cines y toda la in¬fraestructura necesaria, que estén bajo administración y control de los jóvenes, organizaciones populares y sindicatos obreros.
  • Por un plan de fomento y desarrollo del deporte. Destinar recursos suficientes para elevar la calidad del deporte y extender su popularidad.
  • Instalaciones deportivas, que cuenten con canchas de fútbol, básquetbol, gimnasios, albercas, etc., en todas las colonias y barrios con financiamiento a cargo del gobierno del DF y los municipios, administradas por jóvenes y trabajadores.
  • Subsidios suficientes para los centros culturales, clubes juveniles, asociaciones vecinales o de inquilinos, a cargo del presupuesto federal y municipal, bajo control de organizaciones juveniles del movimiento popular y sindical.
  • Por un plan de turismo juvenil con tarifas de transporte y centros de hospedaje baratos y de calidad
  • Nacionalización inmediata sin indemnización de los grandes monopolios de la diversión, como cadenas de cine, empresas organizadoras de conciertos, discotecas, teatros, boliches, billares, discotecas, museos y televisión. Puesta al servicio de toda esta infraestructura a precios accesibles y con orientación social.
  • Control obrero de la industria de la diversión.
  • Cafés y restaurantes baratos.
  • Poner las instalaciones de creación y difusión de la cultura bajo control de jóvenes y trabajadores. Facilida¬des de uso de los estudios de grabación a los grupos artísticos que realicen experimentos y proyectos serios en el campo de la música, de la misma forma en el terreno del teatro, pintura, escultura, literatura, etc.
  • Expropiación de fincas y edificios de la burguesía, vacíos o poco utilizados, para la instalación de los centros juveniles.
  • Alto total a la represión policíaca en las colonias populares.
  • Creación de Comités de Defensa y Vigilancia en los barrios bajo control de jóvenes y trabajadores de las organizaciones vecinales.

El problema de las drogas

Una de las principales lacras que padecemos los jóvenes en el capitalismo es la droga. Definitivamente los marxistas nos oponemos a cualquier tipo de drogadicción y luchamos frontalmente contra ella.

Especialmente en los últimos 5 años, después de la llegada de Calderón  a la presidencia por medio del fraude la situación del narcotráfico ha tomado dimensiones de primer orden, es cierto que ha existido desde hace mucho tiempo atrás las redes de complicidad entre los narcotraficantes y la policía y que desde tiempos inmemorables se utilizan algunas yerbas para curas.

Pero no estamos hablando de eso, estamos hablando que el narcotráfico y toda la actividad delictiva que controlan las mismas bandas de narcotráfico a  llegado a un punto el cual amenaza a la juventud y los trabajadores de nuestro país.

De ser un país de simple trasiego de drogas ahora nos han convertido en el país de mayor exportación de drogas a EEUU, ya no solo se compra droga a los colombianos, ahora se siembra a cantidades industriales, hay laboratorios químicos para las drogas sintéticas pero el mayor y verdadero problema es el proceso de descomposición social que se ha creado por las imposibilidades que trae el sistema capitalista para la juventud.

El 70% de los integrantes de los carteles son menores de 35 años, es la juventud que se arroja a los brazos dl crimen por falta de oportunidades, de esta cifra resultan los mas de 60 mil muertos de la supuesta guerra contra el narco.

Los narcos ahora son dueños de parte importante del territorio nacional, controlan los cuerpos de seguridad del estado, cobran renta a los pequeños empresarios, son dueños u socios de redituables negocios, controlan el tráfico de personas, etc. Tiene estructurada toda una red de crimen donde los policías y el ejército son medulares para el buen funcionamiento.

El otro aspecto, tal vez el más importante para nosotros, es el tema de la drogadicción. Durante muchos años, en particular durante los sesentas, el drogarse se observaba como una actitud de rebeldía ante el sistema hipócrita del capitalismo. Entonces surgieron infinidad de teorías al respecto. Muchos seudo-izquierdistas aún hoy en día siguen defendiendo el derecho al empleo de las drogas como una libertad individual. Sin embargo, esto no es así, el capitalismo ha empleado las drogas y la drogadicción como un elemento más del sistema, un instrumento para aniquilar a miles y miles de jóvenes en todo el mundo orientando su frustración y falta de alternativas hacía la autodestrucción En la medida en que las drogas representan un obstáculo en la toma de conciencia de la juventud debemos combatirlas.

El problema de la drogadicción se debe fundamentalmente, a la situación de miseria y frustración a que nos condena el sistema capitalista. ¿Qué alternativa puede encontrar un joven que es marginado de la escuela, que está desempleado y que no tiene perspectiva de hallar un trabajo digno?. A toda la frustración e impotencia por esta situación se le suma la ausencia de espacios de cultura y deportivos, el resultado es terrible. Ahí se encuentra una de las razones principales que lleva a millones de jóvenes a consumir drogas, buscando una salida falsa ante las tribulaciones que la realidad les pone día a día.

El problema de las drogas no sólo se debe ver en función de la marihuana, heroína, etc. (drogas fuertes), sino también hay que considerar al alcohol y al tabaco. Estos dos últimos, socialmente aceptados, causan un grave daño directamente en los individuos y con efectos colaterales.

Según datos de la Asociación Mexicana para el Estudio de Adicciones (AMEA) existen 4.5 millones de personas catalogadas como enfermos por el consumo de alcohol y el 40 % de los jóvenes de 20 a 26 años sufre problemas con el alcoholismo. Por el consumo de tabaco mueren más de 20 mil personas anualmente víctimas de enfermedades relacionadas con este consumo (en datos de la Secretaría de Salud)

Los efectos sobre la salud de los jóvenes son muy graves, además de las enfermedades y la muerte por adicción de estas drogas (que les hacen reducir su capacidad creativa y constructiva), se da una marginación de la sociedad y del sistema productivo, convirtiéndose en un problema económico y social y ya no sólo de salud.

Si en un principio las drogas fueron utilizadas con fines religiosos y hasta medicinales, en el capitalismo se ha impulsado su consumo desmedido y enajenante. La publicidad ha jugado un papel importan¬te en esta campaña.

Se debe dar un fuerte impulso al desarrollo cultural y educativo que dé claridad y conocimiento científico acerca del efecto de las drogas en el organismo humano. Sin embargo, su consumo actual y los diversos grados de adicción no obedecen sólo a la publicidad. Debemos tener claro que existen condiciones objetivas que llevan a millones de jóvenes a utilizar estas (y otras) drogas.

Muchos jóvenes buscan soluciones falsas a la problemática utilizando sustancias externas que les hagan sentir un cierto “equilibrio”. El daño físico ocasionado viene a sumarse a la problemática cuya solución no se halla ahí sino en la lucha contra este sistema social que sólo ofrece frustración y miseria a la mayoría de los jóvenes. La única forma de terminar con el problema de la droga es luchando todos juntos para acabar con la lacra que supone el desempleo juvenil. Debemos lograr un ambiente en donde todos los jóvenes tengamos acceso a la educación, a un empleo bien remunerado, a una vivienda y a oportunidades de desarrollo y convivencia social, cultural, etcétera.

La represión sobre los jóvenes drogadictos debe ser totalmente repudiada, ellos son en última instancia víctimas de los verdaderos culpables, de los narcotraficantes los cuales se codean con gobernantes y forman parte de la “alta sociedad”. Definitivamente no nos referimos a los reducidos grupos pequeño burgueses que defienden el consumo de las drogas, quienes argumentan que ellos no recurren a las drogas por estar desempleados, sin escuela, sin dinero, por ser víctimas de la represión y de relaciones familiares deterioradas. Mientras estos hedonistas suman algunos cientos, en las calles y “ciudades perdidas” millones de jóvenes se hunden en la degradación víctimas de un futuro negado de antemano, muchos de ellos ingresando a las cárceles, auténticas escuelas del crimen. Luchar por la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial, es una forma de luchar contra la masificación de las cárceles y por evitar que los jóvenes obreros y campesinos pobres se conviertan en reclusos.

La organización consciente de la clase obrera y la juventud para acabar con el sistema capitalista es la única forma de terminar también con la drogadicción y el narcotráfico. Nosotros estamos convencidos de que la legalización de las drogas no es una solución y sólo crea falsas ilusiones. La legali¬zación no acabaría con el desempleo y las condiciones de vida miserables en las colonias pobres, es decir, con las verdaderas causas que provocan que los jóvenes se droguen. Lo que sucedería es que los narcotraficantes, hoy todavía delincuentes, mañana se convertirían en honrados empresarios que continuarían produciendo y distribuyendo el mortal veneno a los hijos de la clase obrera. Debemos combatir esta propuesta incorrecta que, desgraciadamente, muchas organizaciones que se consideran progresistas defienden.

Con una organización que parta de las familias, la “cuadra”, la colonia, podremos ir combatiendo ese mal que el Estado burgués y su policía no pueden ni podrán contrarrestar sin temor a quemarse las manos.

Los jóvenes socialistas demandamos:

  • La creación de Comités para luchar contra la droga en todos los barrios y colonias, integrados por los residentes del lugar, amas de casa, familiares de afectados, sindicatos y organizaciones obreras.
  • Centros de rehabilitación en los barrios y colonias para alcohólicos y drogadictos, bajo control de los sindicatos y los jóvenes. Además deben considerarse la creación de puestos de trabajo estables y educación para los recién tratados.
  • La expropiación de todos los bienes y fortunas de los narcotraficantes, e inversión de las mismas en programas de rehabilitación de toxicómanos, bajo control de organizaciones sindicales, de vecinos y de familiares afectados.
  • La expropiación y puesta bajo control obrero de los bancos, constructoras y otras empresas implicadas en el “lavado” de dinero proveniente del tráfico de drogas.
  • Prohibición total de la publicidad del alcohol y tabaco.
  • La creación de una red sanitaria para atender a los toxicómanos, eficaz, gratuita y a cargo del Seguro Social. Aumento al gasto social para atender esta demanda.
  • Por la transformación de las colonias actuales en zonas dignas de vivir y que ofrezcan un desarrollo integral de los jóvenes.

Salud

Los niños y los jóvenes estamos en una situación precaria en torno a la salubridad social a pesar de ser las etapas fundamentales del desarrollo. Como hijos de trabajadores padecemos los mismos problemas que el resto de nuestra clase y por esta razón debemos luchar a su lado para mejorar también nues¬tras condiciones de salud.

Mientras cada día disminuye la salubri¬dad social, por otra parte aumentan los acci¬dentes de trabajo. Las condiciones de trabajo, sin seguridad suficiente y el aumento de los ritmos de producción por los voraces empresa¬rios que pretenden ganar más, llevan no sólo a la sobreexplotación sino al aumento de acci¬dentes laborales, muertes, deformaciones y enfermedades. El obrero es obligado a trabajar cada vez más rápido y más horas para sobrevivir, generán¬dose accidentes debido a la pérdida de concen¬tración producida por la fatiga.

Pero la mayoría de los accidentes son en realidad una matanza diaria de trabajadores en beneficio de la acumulación de capital. La única manera de evitar “accidentes” de ese tipo es el control obrero de la producción y acabar con el sistema capitalista.

No podemos seguir permitiendo que en un país como el nuestro con más de 100 millo¬nes de habitantes, menos de 45 millones sean derecho habientes de las instituciones de seguridad social que existen en el país. ¿Qué ocurre con el otro 55%?. Una buena parte esta desempleada o en la economía informal y otros son obligados a trabajar sin tener seguro social. Ahí también nos encontramos los jóvenes que después de 18 años perdemos el derecho a la asistencia social. Esto demues¬tra que la burguesía no está interesada en que el derecho a la salud y la seguridad social sea para todos, al fin y al cabo ellos pueden pagar costosos médicos privados. Quedando claro que la Constitución burguesa y las declaracio¬nes del gobierno son papel mojado y letra muerta. Las iniciativas hipócritas del segur popular lo único que hacen es burlarse de la gente.

A estas cifras habría que añadir aquellos trabajadores inscritos en algún sistema de seguridad social sin derechos plenos, como sucede con los trabajadores eventuales del Distrito Federal, los cuales, aún pagando sus respectivas cotizaciones no tienen derechos elementales como los son el servicio de maternidad e incapacidades por accidentes de trabajo

Para los 75 millones que viven en la pobreza la única opción que les ofrece el sistema es ir de vez en cuando a los llamados centros de salubridad y asistencia, que se encuentran en condiciones deplorables, sin presupuesto, con un número insuficiente de doctores y sin el material sanitario que se requiere.

El sistema de seguridad social es una conquista de los trabajadores, porque supera las limitaciones sociales de una medicina privada en la que sólo tenía derecho a asistencia quien tenía dinero. Pero en la medida en que no está bajo control de los trabajadores, sino que su gestión está en manos de elementos que la utilizan en beneficio de los “clanes privados de la medicina”, se convierte en una estafa permanente para las familias obreras.

Es una paradoja que a pesar de contar con bastantes doctores en el país no tengamos la atención médica necesaria. El recorte del presupuesto público de salud, la falta de construcción de nuevos hospitales se da mientras miles de doctores en todo el país están desempleados o se han visto obligados a trabajar en otra cosa. A la vez, en las zonas rurales hay pocos médicos, no existen casi hospitales, no hay tampoco centros de salud debidamente equipados.

Al no haber la asistencia de salud social necesaria aumenta la especulación desmedida de la medicina privada dónde mínimo cobran $150.00, tres días de sala¬rio mínimo, sólo por la consulta, sin contar los medicamentos, que suben de precio cada semana, y son inalcanzables para la gente de escasos recursos.

¿Cómo va a gozar de buena salud el 75 % de la población que se encuentra mal alimentado y los 20 millones que están desnutridos?. A pesar de que los trabajadores pagamos cada día más a la seguridad social, el presupuesto de ésta se recorta año con año. Por el contrario a los empresarios se les baja su cotización y les dan facilidades y aún siguen reclamando pagar menos. Los empresarios defraudan cada día más a la Seguridad Social, ya que ni siquiera pagan sus cuotas y tienen deudas enormes.

Ante esto los jóvenes socialistas exigimos:

  • Seguro Social universal para empleados y desempleados.
  • Creación de un sólo Seguro Social bajo control obrero.
  • Socialización de la medicina convirtiendo a ésta en un servicio médico asistencial con gratuidad social de ortopedia, optometría y todos servicios bajo control de una comisión paritaria formada por trabajadores de la sanidad y representantes del Seguro Social.
  • 100% de salario real en caso de enfermedad, accidente, viudez, jubilación o invalidez permanente, con escala móvil de salarios.
  • Programa de extensión de la medicina preventiva (en la fábrica, colonia y escuelas), especialmente entre los niños, los jóvenes y adultos mayores.
  • Impulso de la medicina tradicional (fomento y mejoramiento)
  • Por el fomento a la Medicina deportiva y preventiva.
  • Distribución gratuita de medicamentos por parte del Seguro Social bajo control obrero.
  • Nacionalización sin indemnización de la industria farmacéutica para planificar la producción de medicinas.
  • Derechos plenos de actuación por parte de los comités de seguridad e higiene en el trababbjo ante la violación de la normatividad laboral.
  • Control sanitario por parte de los comités de empresas y asamblea de los trabajadores de la calidad alimentaría de los comedores de las fábricas.
  • Plan de extensión de la sanidad rural, con equipo e infraestructura bien dotado en todas las poblaciones rurales.
  • Por una educación sexual científica, ajena a prejuicios religiosos
  • Abolición total de la medicina privada.
  • Un mayor impuesto al alcohol y cigarros, destinándolo al gasto para el sector salud.

Vivienda

La vivienda es un derecho básico para todo ser humano. Sin embargo, es uno de los principales problemas que tiene la clase obre¬ra y los jóvenes en todo el país.

La vivienda es uno de los sectores donde más se da la especulación. En un año pagar un alquiler significa por lo menos dos salarios mínimos mensuales o mucho, mucho más.

El 63% de las viviendas son espacios inadecuados con 50 metros cuadrados o menos, y en ellas tienen que vivir 5 personas en promedio. Esto da como resultado un grave hacinamiento afectando directamente a los jóvenes que no contamos con espacio suficiente y privacía. Lo peor es que en la actualidad la necesidad de vivienda en vez de disminuir va incrementándose, muchas personas que viven en provincia emigran a la ciudad en espera de elevar sus niveles de vida, y sólo con esto aumenta el problema de vivienda. Naturalmente hacen falta por lo menos 8 millones 500 mil viviendas a escala nacional y el déficit en el DF es de cuando menos 4 millones. Es necesario un programa de construcción de 2 millones de viviendas públicas anuales durante cuatro años para empezar a paliar el problema de la falta de techo y el hacinamiento.

Desde el gobierno de Salinas se modificaron las leyes de vivienda anulando la Ley de Congelamiento de las Rentas, una conquista del movimiento obrero que permitía pagar rentas bajas inferiores al 10% del salario mínimo, como defendemos los jóvenes marxis¬tas. Esta contrarreforma, sólo en el DF afectó a 80 mil familias.

Debemos luchar por la obligatoriedad de rentar a no más del 10% del salario mínimo todas las viviendas vacías e infrautilizadas, bajo la pena de ser expropiados, con indemni¬zación sólo en casos de necesidad comproba¬da, en la situación de que se negaran a rentar, vender o utilizar.

Las malas condiciones de vida, la falta de viviendas y el aumento astronómico de los alquileres, son problemas que afectan a la gran mayoría de la clase trabajadora. Pero tienen sus consecuencias más nefastas entre la juven¬tud. El problema de la vivienda provoca enormes fricciones y choques en las jóvenes parejas. O bien nos vemos obligados a vivir con los suegros, con todos los problemas que esto lleva consigo, o tenemos que vivir en condiciones infrahumanas. Y los hipócritas burgueses nos dicen: ¡Para vivir mejor!

La lucha por unas condiciones de vida dignas debe empezar por la lucha por una vivienda digna para todos, como un derecho social.

Ante esto los jóvenes socialistas exigimos:

  • Revisión de la Ley Inquilinaria. Una renta no debe rebasar el 10% de salario mínimo.
  • Plan de dotación de servicios de salubridad a las viviendas sin agua, luz, o condiciones higiénicas, bajo el control de comités formados a partes iguales por organizaciones inquilinarias, de organizaciones sindicales y representantes de la administración.
  • Plan de creación de 2 millones de viviendas anuales.
  • Ley de congelación inmediata de toda alza en el monto de las rentas.
  • Expropiación de las viviendas vacías o infrautilizadas, sólo en caso de necesidad comprobada con indemnización.
  • Adecuación de la vivienda para discapacitados.
  • Revisión y control obrero del suelo urbano por comités paritarios de trabajadores de la construcción, para los asentamientos irregulares y planificarlos.
  • Planes de crédito público, bajo control obrero, para vivienda a trabajadores con 15 días de ingreso a su centro, sin discriminación por cuestión de ingreso salarial.
  • Alto a los desalojos y contra toda represión.

Es posible luchar por el socialismo

La burguesía desde hace ya algunos años ha desarrollado una campaña en contra de la lucha por el socialismo diciendo que esas son ideas absurdas, “utópicas”. Y nos ponen como ejemplo para su inviabilidad la experiencia de los países de Europa del Este. Por ello es común escuchar cuando se habla de socialismo argumentos como el de “eso ya pasó”, “ahora hay que luchar por la ecología”, “hay que crear una alianza verde, morada, rosa”.

Ante este tipo de planteamientos, los marxistas tenemos que responder que en primer lugar, después de la caída de los países de Europa del Este lo que no hemos visto es la estabilización del capitalismo, sino todo lo contrario, una profundización de sus contradicciones llevando a regiones enteras del planeta a situaciones de barbarie, muerte y miseria como son los casos de Ruanda, Liberia, Afganistán, Yugoslavia y Palestina por citar sólo los ejemplos de guerra. Además a todo ello se agrega un proceso que se ha dado en llamar “tercermunización del primer mundo”, que ha significado la destrucción paulatina de las condiciones sociales que le permitieron durante años cierta estabilidad a los países del llamado primer mundo. Frente a todos estos hechos tan contundentes los que en estos momentos podemos afirmar con toda seguridad es que lo que ahora esta en crisis es el capitalismo.

Por otro lado, con lo que respecta al llamado fracaso del socialismo, tenemos que decir que los países malos llamados socialistas eran en realidad regímenes donde una casta de funcionarios privilegiados habían usurpado el poder a los trabajadores a través de una terrible dictadura. En el socialismo el motor de la producción debe ser la satisfacción de las necesidades de la sociedad, especialmente de los trabajadores. Esto sobre la base de una planificación democrática de la economía. En el caso de estos regímenes la casta de funcionarios exprimía gran cantidad de excedente por medio de la corrupción y el despilfarro. La no-existencia de mecanismos de poder real de los trabajadores provocó paulatinamente un freno a la economía.

En el caso de la revolución de octubre de 1917, los trabajadores derrocaron el poder de los capitalistas y terratenientes rusos gracias a la conducción del partido bolchevique dirigido por Lenin y Trotsky. Los bolcheviques implantaron un régimen de democracia obrera donde los trabajadores ejercían el mando del Estado por medio de consejos en donde tenían la posibilidad de participar los demás partidos socialistas. Sin embargo, los países capitalistas temerosos de la extensión de la revolución emprenden múltiples campañas militares en contra de la joven democracia obrera rusa, mientras que los demás partidos optan por combatir al bolchevismo por la vía de las armas y se retiran de los soviets.

Los obreros y campesinos rusos defendieron su revolución en los campos de batalla frente a los ejércitos financiados por el mundo capitalista, y cientos de miles mueren. Cuando la guerra civil terminó, las fuerzas del proletariado, es decir la base de la democracia obrera, se encontraban sumamente diezmadas. Esto facilitó que poco a poco los viejos funcionarios y administradores regresaran y paulatinamente se fueran haciendo fuertes en el seno de la burocracia estatal y del partido. Si la revolución se hubiera extendido esto no hubiera pasado, pero el asilamiento de la revolución condujo a la paulatina degeneración del naciente estado obrero.

Todo el Partido Bolchevique esperaba ansioso el desarrollo de la revolución a nivel internacional. Las condiciones estaban dadas. Crisis revolucionarias estallaron en toda Europa, en Italia, Checoslovaquia, Hungría, España y especialmente en Alemania, pero en estos países o bien la socialdemocracia salvó al capitalismo traicionando la confianza de los obreros, o los nuevos partidos comunistas eran demasiado débiles como para hacer frente a la situación. Todo esto condenó a la Unión Soviética al aislamiento económico y político del resto del mundo.

Luego de la muerte de Lenin las tendencias burocráticas cobran cada vez mayor fuerza y encuentran su representante en Stalin, quien se encarga de maniobrar para expulsar a los bolcheviques leninistas más consecuentes (1927, expulsión de la Oposición de Izquierda, dirigida por Trotsky) y enviarlos al destierro o al exilio.

A medida que transcurría el tiempo el estalinismo fue desarrollando una serie de planteamientos “teóricos” para justificar su dominio, tergiversando prácticamente toda la teoría marxista.

A Stalin no le era suficiente eliminar políticamente a los revolucionarios en el seno del PC, tenía que acabarlos para evitar que en un proceso de lucha de la clase obrera, ésta pudiera tomar a algún viejo bolchevique como punto de referencia. Así asesinó a prácticamente todos los dirigentes que vivieron la Revolución de Octubre.

El stalinismo no es el leninismo sino todo lo contrario, significa la contrarrevolución embozada que empleó el prestigio de la Revolución de Octubre para justificarse ante su pueblo y el mundo, lo que lo llevó a propagar en todo el planeta una teoría falsa que se pretendió hacer pasar por marxismo.

Casi todos los procesos revolucionarios del siglo XX se veían obligados a buscar como punto de referencia a la URSS degenerada, copiando su esquema para sus propios países. A la larga esto tenía que fracasar. Durante la crisis de 1989-1991 desaparecieron estos regímenes totalitarios, la burguesía internacional esta muy interesada en hacerlos pasar como socialistas porque así podía decir que el único sistema posible es el suyo. De esta manera aprovechó el desconcierto del momento para emprender una brutal contrarrevolución en todos estos países para restablecer el capitalismo.

Cuando una revolución derriba el poder político y económico del capitalismo, se debe establecer necesariamente la expropiación de los principales medios de producción y de la banca a los capitales más poderosos para establecer una economía planificada, base sobre la cual se dirigirá la transición al socialismo en el terreno económico. Junto a esta base material se debe desarrollar un nuevo tipo de régimen político, una democracia obrera basada en instrumentos de poder político como los consejos obreros (soviets en Rusia) Aún cumplidas estas condiciones es necesario una extensión de la revolución que le permita consolidarse. Si la condición de democracia obrera no se cumple, entonces los elementos de la burocracia actúan sin control y asumen el poder político, y mediante la corrupción y el abuso empiezan a estorbar el desarrollo de la economía planificada. Esto fue lo que pasó en todos los países llamados socialistas.

La economía planificada demostró en los hechos su superioridad, llevó a un país semifeudal como Rusia a ser la segunda potencia industrial y militar del planeta en unas cuantas decenas de años con tasas de crecimiento anual de más del 20%. El caso de Rusia no es el único, también está China que en la misma época en que la India lograba su independencia, instauró una economía planificada que la ha llevado a estar en tamaño entre las primeras economías del mundo. También podríamos citar el caso de Cuba que con respecto a América Latina, tiene logros inigualables en salud, educación y seguridad social, y que entre otras cosas ha sobrevivido al embargo estadounidense.

El elemento más progresista que poseían estos países era la economía planificada que como ya hemos dicho, es superior a la anarquía capitalista. Sin embrago, ante la falta de democracia, la burocracia sin ningún control fue absorbiendo cada vez más parte del excedente de la producción social, a la vez que los métodos burocráticos se tornaban incapaces de hacer frente a la una producción social cada vez más diversa y sofisticada. De esta forma la burocracia se convirtió en un elemento de parálisis del sistema al igual que ciertas substancias en el organismo llegan a obstruir las venas hasta provocar un paro cardiaco.

El capitalismo en estos países, ha destruido las bases materiales de la economía planificada produciendo catástrofes tremendas a los pueblos de los países antes citados. La contrarrevolución burguesa está empezando a ser repudiada por los trabajadores, los cuales lenta, pero inexorablemente fortalecerán cada vez más su combatividad. El voto hacia los partidos ex-comunistas en los últimos procesos electorales es una muestra más de que un apoyo hacia ellos es un repudio hacia la economía de mercado.

A pesar del colapso de estalinismo, el capitalismo no ha resuelto una sola de sus contradicciones. La existencia de la propiedad privada de los medios de producción y el Estado nacional lo llevan a crisis cada vez más generales. Bajo el dominio de los grandes monopolios y transnacionales, los principales avances de la humanidad no están siendo utilizados en provecho de la mayoría, sino de una capa de privilegiados. Todos los días vemos esta situación en los países del llamado tercer mundo, donde la burguesía nacional dispone de fabulosas ventajas y vive en medio de un lujo insultante, mientras que la gran mayoría es condenada a condiciones de vida humillantes.

La juventud y los trabajadores no tenemos nada que ganar bajo este sistema por eso sólo mediante la expropiación de los ricos, nacionalizando los monopolios, la banca y la tierra bajo el control democrático de los trabajadores, podremos utilizar los colosales recursos que ya existen para resolver los problemas de la clase obrera y sectores oprimidos. ¿Cuantas cosas podríamos hacer si esos recursos estuviesen en una economía planificada para resolver los problemas de empleo, salud, educación, vivienda, trabajo, recreación, etcétera? Con los avances tecnológicos podríamos reducir la jornada de trabajo con aumento del nivel de vida. De esta forma podríamos construir una sociedad verdaderamente democrática donde librados de la lucha cotidiana por lo indispensable, participemos de manera consciente en las principales decisiones políticas, económicas y culturales de la sociedad.

El camino es difícil pero se tiene que emprender de manera decidida, la elaboración de un programa como este es un elemento fundamental.

Conclusión

El programa que hemos elaborado en nuestra opinión, corres¬ponde a los intereses y necesidades de la juventud en estos momentos. Queremos que este programa se discuta, que todo joven dé su opinión sobre él, lo critique, lo mejore. Queremos que este programa -el único y más correcto propuesto públicamente para la juventud en nuestro país-, se convierta en una auténtica plataforma de lucha alrededor del cual se pueden llevar a cabo una serie de acciones en defensa de la juventud. Para ello, es necesario que sea comprendido y aceptado por los jóve¬nes como algo de su propiedad y no como algo impuesto burocráticamente.

Posiblemente muchos jóvenes, después de leerlo digan: “Todo esto está muy bien, pero ¿se puede llevar a la práctica?”. La única respuesta es: desde el punto de vista del régi¬men actual, de la dictadura de los banqueros, capitalistas y terratenientes, de los “30 súper millonarios” que controlan nuestro país actualmente, este Programa de la Juventud es algo totalmen¬te imposible y “poco práctico”. Pero nuestro punto de partida no ha sido el “sentido prácti¬co” de la burguesía, sino las necesidades de la juventud. Porque necesitamos estas cosas, vamos a luchar por ellas, independientemente de que les guste o no a los capitalistas y su gobierno.

En toda su historia, la clase obrera y el pueblo nunca han conseguido nada excepto a través de duras luchas. Si noso¬tros limitamos nuestro programa a lo que la burguesía esté dispuesta a concedernos, será mejor olvidar todo el asunto e irnos a casa, ya que sin lucha la clase dominante nunca estará dispuesta a concedernos nada.

El Programa de la Juventud podría jugar un papel importante en la lucha si somos capaces de organizar en torno a él un movimiento serio de jóvenes obreros, estudiantes, aprendices, etc.

Es verdad que varias reivindicaciones del programa no pueden ser alcanzadas inmediatamente, ya que suponen un cambio radical del actual orden social. Pero precisamente por esto es necesario defenderlas aquí y ahora como una manera muy concreta de demostrar a la juventud que la solución definitiva a sus problemas es incompatible con la existencia del capitalismo. En la medida en que la juven¬tud tome conciencia, a través de la lucha reivindicativa, de la necesidad de la transformación de la sociedad, estaremos templando las fuerzas para lograr este objetivo.

Por otra parte, rechazamos que este Programa de la Juventud sea “utópico”. Mu¬chas de las reivindicaciones expuestas aquí pueden ser conquistadas ya. Todo depende de nuestra capacidad para organizar y movilizar a la juventud de cara a la lucha, como en las luchas estudiantiles.

Queremos destacar, antes de terminar, que la lucha de la juventud y la lucha de la clase obrera en general es la lucha contra el mismo enemigo. Nosotros tenemos una serie de problemas y de reivindicaciones específicas, pero la única manera de conquistar estas reivindicaciones es luchando, hombro con hombro, con los demás sectores de la clase obrera.

Los jóvenes socialistas estamos a favor de la utilización de las Cámaras Legislativas como una caja de resonancia para nuestras ideas.

La consecución de la mayoría de edad y derecho al voto a los 18 años fue un paso adelante. Pero no es suficiente, tenemos que luchar por la mayoría de edad a los 16 años, incluyendo el derecho al voto. Si las leyes burguesas reconocen responsabilidad jurídica a nuestros actos a esa edad, deben reconocer también nuestros derechos ciudadanos. Los jóvenes socialistas pensamos que si a los 16 años somos lo suficientemente adultos para poder trabajar, también lo somos para elegir a nuestros representantes en las Cámaras legislativas y para decidir por nosotros mismos nuestra propia forma de vivir.

Mientras una pequeña minoría monopolice la propiedad de los me¬dios de producción, apro-piándose de toda la riqueza creada por la clase trabajadora no puede haber justicia, ni igualdad, ni solución alguna para los problemas de la juventud. Por ello desde ahora hacemos un llamado a toda la juventud de las fábricas, del campo, de las minas, de las escuelas y univer¬sidades... a unirse a nosotros para luchar por una nueva sociedad. Por una sociedad que termine para siempre con la pesadilla de la opresión, la miseria y la explotación... ¡la sociedad socialista!.

La juventud siempre se hallará en la primera línea de fuego en las batallas de la clase obrera contra la dictadura de los 30 oligarcas|.

Lucharemos contra cualquier manifestación de opresión, discriminación o injusticia. Queremos las reivindicaciones democráticas más avanzadas. Las reivindicaciones que realmente significan un paso adelante para la juventud y toda la clase obrera.

Debemos confiar en nosotros mismos, en nuestras propias fuerzas, en la fuerza de la clase obrera.

Sólo uniéndonos y movilizándonos la mayoría de los jóvenes explotados y oprimidos podremos usar conscientemente nuestra inmensa fuerza en torno a un programa auténticamente socialista que se base en la nacionalización de la Banca, los latifundios y los grandes monopolios sin indemnización, bajo el control democrático de los trabajadores. Sólo así abriremos las puertas a una sociedad sin clases donde sea realidad la igualdad de oportunidades para todo ser humano.

Ver también: Los 50 puntos del Morena y cómo realizarlos. Una perspectiva Socialista

Fuente: La Izquierda Socialista (México)

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